El desolado
A pesar de la luz, mi oscuro paso
amordaza la calle, y se asegura
un lívido color de sepultura
a la serena lumbre del ocaso.
De sombra en sombra voy. Silencio. Acaso
quiera el dolor hablarme de la altura
de Dios... pero la soledad perdura
mientras habito el tedio del fracaso.
Y se cumple la noche. Todo pesa
inútilmente ya. La voz no acierta
a poblar la agonía en que me inmolo.
Dios... ¡sólo Dios!! La soledad no cesa
Y en la sombra de una página muerta
escrito queda ya que estuve solo...
A pesar de la luz, mi oscuro paso
amordaza la calle, y se asegura
un lívido color de sepultura
a la serena lumbre del ocaso.
De sombra en sombra voy. Silencio. Acaso
quiera el dolor hablarme de la altura
de Dios... pero la soledad perdura
mientras habito el tedio del fracaso.
Y se cumple la noche. Todo pesa
inútilmente ya. La voz no acierta
a poblar la agonía en que me inmolo.
Dios... ¡sólo Dios!! La soledad no cesa
Y en la sombra de una página muerta
escrito queda ya que estuve solo...