Solamente 15 - Poemas de Miguel Prado
Solamente 15
Poema publicado el 24 de Agosto de 2009
I
Sólo mil veces he tocado
todo tu leve cuerpo
Sólo mil veces
tu selva entre las piernas
Sólo mil veces mis manos
no han descifrado otro ejercicio
II
El tiempo menos vano
El río es del tamaño del enigma
Un dios,
seguramente un dios,
rescata los argonautas del olvido
III
En esta mesa,
en esta última cena,
llega inocente la traición
IV
El verdugo no concede
mi último deseo de hombre
En las calles hay mujeres de todo tipo
A mi me acusaron de algo,
eso lo sé,
de mi fortuna no puedo hablar.
V
El último destino
es el mar
el río llegó primero
pero
nunca he sido el morir
VI
Sucedió en el último reino,
un caballero acordó una gris sentencia.
Nadie rogó.
Llegó el triste final.
Aconteció por vil escarmiento a ejecución.
No importa si fui Aquiminzaque
o el rey de todo aquello
VII
Antes de cantar el gallo lo negó
tres veces
primero en el bazar
luego al frente de la mezquita
y por último camino a casa.
La mentira es el oficio más sencillo.
VIII
Terribles infamias
y malévolos designios
anticiparon el orden de la profecía.
Añoro
la última tarde
en que falleció el amor.
amo del escenario
IX
La casa solitaria
Nido
del silencio.
Posada de fantasma.
X
La lluvia ampara un río intrincado
con poca vida en la casa.
El pánico de las rosas
invade el jardín
Cerca de la calle
montones de objetos
y lodo arrastra.
Sólo salvamos poco de nada
y aceptamos
lo que conjuga el destino:
caos y miseria.
XI
Un pecado peor
La última
de las lentas
horas de agonía.
Mañana
voy a invadir
el sentido
de una parábola.
XII
La melancolía fatiga los recuerdos.
No es menos
eco de enigmas.
Es un alud de desgracias
En que naufrago yo
con ánimo de herido.
XIII
El hombre retó a la muerte
y es el escogido.
El ocio inagotable de la aventura.
El peso enorme del disparo.
Cada ejercicio
es una grata locura
que indagaste sin sentido
XIV
Los actos compartidos
con las naves de Lepanto.
El lucero seguido
por los reyes
y la sonriente luna.
Juan de Austria no sabría ordenarlos
Es el libro del tiempo
o la magia de un sueño con cosas raras
XV
Música de selva
Dulcemente de todas partes.
Se desprenden melodías de dulce cadencias
Es un mágico alud
de aves del trópico
Extraordinarias criaturas
con memoria
de libertad
Poema publicado el 24 de Agosto de 2009
I
Sólo mil veces he tocado
todo tu leve cuerpo
Sólo mil veces
tu selva entre las piernas
Sólo mil veces mis manos
no han descifrado otro ejercicio
II
El tiempo menos vano
El río es del tamaño del enigma
Un dios,
seguramente un dios,
rescata los argonautas del olvido
III
En esta mesa,
en esta última cena,
llega inocente la traición
IV
El verdugo no concede
mi último deseo de hombre
En las calles hay mujeres de todo tipo
A mi me acusaron de algo,
eso lo sé,
de mi fortuna no puedo hablar.
V
El último destino
es el mar
el río llegó primero
pero
nunca he sido el morir
VI
Sucedió en el último reino,
un caballero acordó una gris sentencia.
Nadie rogó.
Llegó el triste final.
Aconteció por vil escarmiento a ejecución.
No importa si fui Aquiminzaque
o el rey de todo aquello
VII
Antes de cantar el gallo lo negó
tres veces
primero en el bazar
luego al frente de la mezquita
y por último camino a casa.
La mentira es el oficio más sencillo.
VIII
Terribles infamias
y malévolos designios
anticiparon el orden de la profecía.
Añoro
la última tarde
en que falleció el amor.
amo del escenario
IX
La casa solitaria
Nido
del silencio.
Posada de fantasma.
X
La lluvia ampara un río intrincado
con poca vida en la casa.
El pánico de las rosas
invade el jardín
Cerca de la calle
montones de objetos
y lodo arrastra.
Sólo salvamos poco de nada
y aceptamos
lo que conjuga el destino:
caos y miseria.
XI
Un pecado peor
La última
de las lentas
horas de agonía.
Mañana
voy a invadir
el sentido
de una parábola.
XII
La melancolía fatiga los recuerdos.
No es menos
eco de enigmas.
Es un alud de desgracias
En que naufrago yo
con ánimo de herido.
XIII
El hombre retó a la muerte
y es el escogido.
El ocio inagotable de la aventura.
El peso enorme del disparo.
Cada ejercicio
es una grata locura
que indagaste sin sentido
XIV
Los actos compartidos
con las naves de Lepanto.
El lucero seguido
por los reyes
y la sonriente luna.
Juan de Austria no sabría ordenarlos
Es el libro del tiempo
o la magia de un sueño con cosas raras
XV
Música de selva
Dulcemente de todas partes.
Se desprenden melodías de dulce cadencias
Es un mágico alud
de aves del trópico
Extraordinarias criaturas
con memoria
de libertad
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