La parte rebelde del amor - Poemas de Juan Carlos Ayala
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La parte rebelde del amor
Poema publicado el 09 de Junio de 2014
LA PARTE REBELDE DEL AMOR…
Juan Carlos Ayala
La distancia se interpuso, lo sabía,
tú crees en el amor y lo mezclas
con la vida, esa vida que nos da todo,
y entre ese todo nos da la nada,
esa nada donde surgió nuestro encuentro,
nuestro placer, una década que me permitió
descubrir todo tu territorio.
La parte rebelde del amor
es robarle la inspiración a la fantasía,
que tu respiración corra tras tus deseos,
que tu iris ebria de deseo
se pierda en el horizonte,
es amar sin encadenarse,
es la entrega sin hipoteca,
es amar sin la hipocresía como intermediaria,
Tú sientes que la vida te consume
en la soledad,
yo he consumido a la soledad en la vida,
es más, no tiene existencia para mí,
mas tú sí, mi deseo te extraña, mis sueños te acarician,
no a habido replica de tu blanca figura
ni semejante ardiente hoguera.
Tu concepto del amor
no soporta el “hasta luego”,
sólo sobrevive en el lecho
idiotizado y cegado por las caricias
que aman el placer,
que siempre dirán, “hasta luego”.
Poema publicado el 09 de Junio de 2014
LA PARTE REBELDE DEL AMOR…
Juan Carlos Ayala
La distancia se interpuso, lo sabía,
tú crees en el amor y lo mezclas
con la vida, esa vida que nos da todo,
y entre ese todo nos da la nada,
esa nada donde surgió nuestro encuentro,
nuestro placer, una década que me permitió
descubrir todo tu territorio.
La parte rebelde del amor
es robarle la inspiración a la fantasía,
que tu respiración corra tras tus deseos,
que tu iris ebria de deseo
se pierda en el horizonte,
es amar sin encadenarse,
es la entrega sin hipoteca,
es amar sin la hipocresía como intermediaria,
Tú sientes que la vida te consume
en la soledad,
yo he consumido a la soledad en la vida,
es más, no tiene existencia para mí,
mas tú sí, mi deseo te extraña, mis sueños te acarician,
no a habido replica de tu blanca figura
ni semejante ardiente hoguera.
Tu concepto del amor
no soporta el “hasta luego”,
sólo sobrevive en el lecho
idiotizado y cegado por las caricias
que aman el placer,
que siempre dirán, “hasta luego”.
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