top

Red DE OCIO Y LITERATURA »

  Canciones
  Humor
  Más Poemas
  Poemas amor
  Chistes
  Fútbol
  Examen de Conducir
  Películas

La despedida de silvia - Poemas de JUAN BAUTISTA ARRIAZA


 
 
La despedida de silvia
Poema publicado el 16 de Diciembre de 2005


  Ya llegó el instante fiero,
  Silvia, de mi despedida,
  pues ya anuncia mi partida
  con estrépito el cañón.

  A darte el adiós postrero
  llega ya tu tierno amante,
  lleno de llanto el semblante
  y de angustia el corazón.

  Llega tú, objeto divino,
  tiéndeme los brazos bellos,
  que si logro yo que en ellos
  dulce acogida me des,

  no conseguirá el destino
  el golpe que quiere darme,
  porque antes de separarme
  me verá muerto a tus pies.

  ¡Oh! si las pasiones nuestras
  fueran de igual violencia,
  el dolor de nuestra ausencia
  se partiera entre los dos.

  Mas tú un semblante me muestras
  indiferente o contento,
  cuando yo no tengo aliento
  ni aun para decirte adiós.

  Murmurando un manso río
  baña el prado con sosiego,
  y por fruto de su riego
  bellas flores ve brotar.

  Tú en silencio, llanto mío,
  mi afligido pecho bañas,
  y de Silvia las entrañas
  no consigues ablandar.

  ¿Mas qué dices, Silvia mía,
  con ese tierno suspiro?
  ¿Por qué entre lágrimas miro
  tus ojos resplandecer?

  cual nube que en claro día
  opuesta al sol se deshace,
  y el sol con sus rayos hace
  brillar el agua al caer.

  ¿En mí los lánguidos ojos
  fijas con tanta ternura?
  ¿Sin faltarle la hermosura
  falta a tu rostro el color?

  ¿Vas a abrir los labios rojos,
  y el sentimiento los sella?
  ¡Que en ti haya de ser tan bella
  aun la imagen del dolor!

  ¡Insensato! yo pensaba
  que la amarga pena mía
  algún alivio tendría
  si tú penaras también.

  Al error que me engañaba
  concede, Silvia, el perdón;
  ya siento más tu aflicción
  que antes sentí tu desdén.

  Bien mío, por Dios te ruego,
  serena el triste quebranto;
  no vale tan bello llanto
  cuanto el mundo encierra en sí.

  Pasen por ti con sosiego
  de amor las horas serenas,
  y aquellas angustias llenas
  que se detengan en mí.

  En mí, miserable y triste,
  por el cielo destinado
  para soportar del hado
  la bárbara crüeldad.

  No en ti, que hermosa naciste
  llena de un poder divino
  para tener el destino
  sujeto a tu voluntad.

  Por él tendrás el consuelo,
  mientras que mi ausencia llores,
  de encontrar mil amadores
  más de tu gusto que yo;

  otro, a quien dispense el cielo
  la fortuna de agradarte;
  pero otro que sepa amarte
  como yo te amo, eso no[...]

¿Te gusta este poema? Compártelo:
«« más poemas de JUAN BAUTISTA ARRIAZA