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El primer sentido - Poemas de Joel Fortunato Reyes Perez


 
 
El primer sentido
Poema publicado el 06 de Abril de 2013

EL PRIMER SENTIDO
__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ

Ahí está, en la montaña más alta, corre de arriba abajo, da vuelta
manteniendo el mismo propósito si lo alcanza con un gancho,
todos los días qué puede de acuerdo como son las cosas
por el peso de la música y la cama de la noche más
profunda cuando suenan los silbatos y pelean
con el suelo sus zapatos.

Todo había andado tan bien desde la separación de los colores
instalados en los pesares y el fastidio del plumaje esponjado
con el hecho de acostarse desmantelando una sobremesa
lo más alejado de la espalda desnuda.

En el cuarto de paredes ásperas con cuadros pálidos del viejo campo
estaba su sombra con los ojos cerrados por la nueva penumbra.
La noche caía y se levantaba temblorosa, húmeda y tibia.
Pero esta deseaba consumirse la noche completa cansada la tarde
como un pétalo seco de la flor que se niega a que caiga de la piel
que muda el alma activa y febrilmente.

Por el primer sentido... ¡Vaya mirada!... Párpados y penetrantes pestañas.
Porque un cambio te hace querer otros. Lo pensaba y lo sabía, como
si fuera un ajuste telescópico automático dónde se tiene el control
de la estabilidad cambiante y continua... ¡Vaya ceguera iluminada!
Especialmente al satisfacer la curiosidad dónde se transforma la realidad
como parte de una misión... Benévola, apacible, edulcorada sin desencajar.

¡Sí, a primera vista!... Como el reflejo de trascendencia pulsátil que recorre
los recuerdos y los aromas, las dificultades y el desafío al estimar el valor
real, internado cientos de metros dentro de una cueva inundada mucho
antes de lo que suele pensarse. Vida que cambia en un instante y se esfuma.

El primer sentido...

Así es que vamos al grano apoyando y estimulando al sol para que salga
en todas las épocas fabricando infatigable las toneladas de siglos y los trenes
de nubes ovaladas y altas, con las palmas azules flotando en el cielo separado
por barreras sobreponiéndose y venciendo la timidez...

Y ya liberado de la consciencia de sí mismo, unirse al color y la forma, sentir
la textura y el volumen, la perspectiva de convertirse en esta misma cosa
observada, vivida desde el fondo, entre fructuoso y avenencia, amalgamados
percepción y esencia en esa laboriosidad diligente cada vez más escasa.

Encontrarse más allá del dolor, escapando se sus limitaciones y descubrir
la misma esencia bajo la piel del alma... ¡Sólo de frente a sí mismo!
Tanto como aquéllo que también existe bajo un grano de arena, en cada hoja
que se seca, en lo que aparece incomprensible por su imposibilidad aparente.

Pues... ¿Cómo si no ?.

Con el pensamiento resultado lineal del tiempo del pasado al futuro en incontables
presentes, fruto del recuerdo en la memoria...
¿ Acaso puede alguien captar lo eterno, lo que no tiene medida más allá del espacio?
Y como hacerlo sin estar abierto, receptivo cruzando el cielo nublado del sentido
primero y abarcarlo, contemplarlo, entrando y siendo consciente de ello.

Y en él... ¡Sí, en él!... El sentido primero.

Porque luchando, luchando sin tregua la muerte parece ser la única salvación...
¡Vaya quimera del humo y la ceniza!... La salvación suspendida del tiempo,
buscando impaciente lo que no lo tiene, por lo que al mismo deleite estruja
arrodillando a la vergüenza en un hueco quisquilloso justo autómata por él,
el trueno estremecido cabizbajo escurriéndose al después presuroso en la escalera
hacia el cielo castigado por los años, hendiduras grises de imágenes carniceras
entre el desencanto de la nada que se alarga tendida y flota muy sensible a los
sonidos, los olores, los gustos, de la rigidez y la indolencia echados a perder
como nunca en la balanza que viaja conservando la calma de la curvatura de unos
meses demasiado propensos al fastidio de los cometas extraviados...

Perdido, perdido, el sentido primero...
Evadiéndolo, sin vivirlo y encontrando su realidad más íntima perdida.
Y, si no, ¿ cómo llegar a lo qué no tiene límites, a lo inefable, al repliegue mismo
del egoísmo en la concordia quejumbrosa ?... Y por entre las ingratas risas apagadas
florecientes campanadas en la espalda adormilada ascendiendo como lirios de
caligrafía esmerada en la tabla del plumaje esponjado por la misma vanidad,
como la fiel postal del sueldo escaso, con las suelas de las fajas a medianoche
en la situación de los extremos fusionados en la dicha deshecha de la íntimas urgencias...

___Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ

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