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El equilibrista de bayard street - Poemas de EDUARDO CHIRINOS


 
 
El equilibrista de bayard street
Poema publicado el 28 de Agosto de 2001

               

                                                  Para Roxana y Jorge, que las han visto.


Camina de puntas el equilibrista de Bayard Street,
evita el abismo la mirada y arranca de cuajo toda pretensión,
¿de qué sirven el heroísmo, la grandeza, el entusiasmo?
Poca cosa es la vida para el equilibrista de Bayard Street,
poca la indulgencia de llegar al otro lado y repetir cien veces
              la misma operación.

Una mujer lo observa sin asombro,
tras la ventana acaricia el cabello de sus hijos
y turba con su canto los oídos del equilibrista de Bayard Street
Los vecinos lo ignoran, beben latas de cerveza, conversan
hasta altas horas de la noche,
¿quién repararía en tan inútil prodigio?
Sólo los niños señalan con el dedo al equilibrista de Bayard Strccf
ellos lo admiran, contienen la respiración y aplauden hasta
              espantar a los gatos.
Una iglesia presbiteriana es el orgullo de Bayard Street;
fue construida a principios de siglo y tiene torre y campanario.
Fija la mirada avanza hacia la iglesia el equilibrista de
              Bayard Street.
Su esposa ha preparado una pierna de pollo, ensalada de
              tomates y un plato de lentejas,
con suerte harán el amor esta noche y tendrán un instante de
              feroz alegría.
Es muy joven la esposa del equilibrista de Bayard Street; 
es ella la encargada de tensar la cuerda, la que mide la
              distancia entre la ventana y la torre, la que tiene
              rostro de heroína de novela de amor.
A nada le teme el equilibrista de Bayard Street,
pero hace varias noches que no duerme;
dicen que soñó que sus zapatillas colgaban de la cuerda
mientras los niños esperaban que se despanzurrara de una
              vez el equilibrista de Bayard Street.




Selección: Eduardo Milán y Ernesto Lumbreras

       

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