Los frutos de tu árbol - Poemas de Antonio R Munguia
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Los frutos de tu árbol
Poema publicado el 24 de Mayo de 2011
(Mateo 7:20)
Camina sin mirar
sino hacia enfrente.
Que tu paso
deslice displicente
todo lo que es tu ser,
aunque inminente
el triunfo o el fracaso
por tus venas
a tu sangre se mezclen
con las penas,
frutos prendidos
madurando apenas
en el árbol longevo
de tu mente.
No te detengas
a observar la vida,
ni por tu vanidad
ni por tu herida.
Mejor sigue de frente
aunque transida
de dolor lleves tu alma
casi inerte;
y deja que esos frutos
a la suerte
caigan de tu árbol
prestos a la muerte,
pudriéndose a tus pies
en despedida.
Que no te amargue el mosto
desprendido
de las uvas marchitas,
que al olvido
debes echar
con lance decidido
al surco infecto
del ayer burlado.
Si los frutos cayeran
a tu lado,
olvida con donaire
ese pasado
que a ti no logrará
verte vencido.
Porque aun con tu paso
ya cansino
eres señor y dueño
del camino,
que ha de llevarte
al fin del torbellino,
donde la paz
es bálsamo inefable.
Oasis
del viacrucis miserable
donde pares tu andar,
y, en gesto amable,
abraces jubiloso tu destino...
Poema publicado el 24 de Mayo de 2011
(Mateo 7:20)
Camina sin mirar
sino hacia enfrente.
Que tu paso
deslice displicente
todo lo que es tu ser,
aunque inminente
el triunfo o el fracaso
por tus venas
a tu sangre se mezclen
con las penas,
frutos prendidos
madurando apenas
en el árbol longevo
de tu mente.
No te detengas
a observar la vida,
ni por tu vanidad
ni por tu herida.
Mejor sigue de frente
aunque transida
de dolor lleves tu alma
casi inerte;
y deja que esos frutos
a la suerte
caigan de tu árbol
prestos a la muerte,
pudriéndose a tus pies
en despedida.
Que no te amargue el mosto
desprendido
de las uvas marchitas,
que al olvido
debes echar
con lance decidido
al surco infecto
del ayer burlado.
Si los frutos cayeran
a tu lado,
olvida con donaire
ese pasado
que a ti no logrará
verte vencido.
Porque aun con tu paso
ya cansino
eres señor y dueño
del camino,
que ha de llevarte
al fin del torbellino,
donde la paz
es bálsamo inefable.
Oasis
del viacrucis miserable
donde pares tu andar,
y, en gesto amable,
abraces jubiloso tu destino...
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