El llanto congelado - Poemas de Antonio R Munguia
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El llanto congelado
Poema publicado el 19 de Noviembre de 2015
Igual soy sentimental
Festejando hechos habidos,
Que aquellos nunca vividos
Por mi conducta informal.
Pisé a veces el umbral
De mis amores queridos
Y ante malos entendidos
Me eché atrás, ¡ Error fatal !,
Es tarde para volver
Y corregir el pasado.
Tan sólo queda verter
Mi llanto ya congelado
En el cuenco del ayer
Por el tiempo desfondado...
Un frío cruel vio aterirse
Destellos de desparpajo,
Los que en fiesta y agasajo
Del amor suelen reirse.
Una juventud para irse
De farra y a echar relajo.
Regla de vida a destajo
Y al final arrepentirse.
Pero la factura exige
Ser pagada sin remedio,
Donde cobra un alebrije
Como serpiente que en medio
Del pecho parece un dije,
Pero que mata en su asedio.
El veneno que inocula
Trasmina el hielo longevo,
Que el tiempo no siendo efebo
Maldad ni edad disimula.
Entra en el alma y emula
Al demonio, ente malevo,
Que destruye sin relevo
Toda bondad que estimula.
Ese hielo de tortura
Es el castigo más triste
Para quien así perdura,
Solo y sin nadie que aliste
Su alma que muere insegura
De un destino al que resiste.
Ante tan triste final
Repleta de amargas cuitas,
Sufre el alma ayuna en quitas
Que disminuyan su mal
Y le impiden ser igual
Al santo pleno de citas,
Con su Dios que hace tiritas
De su éxito terrenal.
Doloroso y deprimente
La invade un frío azulado
Que ataca en saña inclemente
Reprobando su pasado.
¡ Sin compasión indulgente
Vierte un llanto congelado..!
Poema publicado el 19 de Noviembre de 2015
Igual soy sentimental
Festejando hechos habidos,
Que aquellos nunca vividos
Por mi conducta informal.
Pisé a veces el umbral
De mis amores queridos
Y ante malos entendidos
Me eché atrás, ¡ Error fatal !,
Es tarde para volver
Y corregir el pasado.
Tan sólo queda verter
Mi llanto ya congelado
En el cuenco del ayer
Por el tiempo desfondado...
Un frío cruel vio aterirse
Destellos de desparpajo,
Los que en fiesta y agasajo
Del amor suelen reirse.
Una juventud para irse
De farra y a echar relajo.
Regla de vida a destajo
Y al final arrepentirse.
Pero la factura exige
Ser pagada sin remedio,
Donde cobra un alebrije
Como serpiente que en medio
Del pecho parece un dije,
Pero que mata en su asedio.
El veneno que inocula
Trasmina el hielo longevo,
Que el tiempo no siendo efebo
Maldad ni edad disimula.
Entra en el alma y emula
Al demonio, ente malevo,
Que destruye sin relevo
Toda bondad que estimula.
Ese hielo de tortura
Es el castigo más triste
Para quien así perdura,
Solo y sin nadie que aliste
Su alma que muere insegura
De un destino al que resiste.
Ante tan triste final
Repleta de amargas cuitas,
Sufre el alma ayuna en quitas
Que disminuyan su mal
Y le impiden ser igual
Al santo pleno de citas,
Con su Dios que hace tiritas
De su éxito terrenal.
Doloroso y deprimente
La invade un frío azulado
Que ataca en saña inclemente
Reprobando su pasado.
¡ Sin compasión indulgente
Vierte un llanto congelado..!
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